La Tecnología en la Docencia y en la Evaluación de los Conocimientos en un Modelo de Enseñanza Semipresencial y Online
El modelo educativo, básicamente presencial, tuvo que pasar a un modelo online o semipresencial con el fin de evitar la presencia de estudiantes en las aulas y continuar con su proceso formativo. Y esto sucedió en todos los niveles educativos, especialmente en el universitario, que se ha mantenido hasta la actualidad, incluso levantado el estado de alarma. De esta forma se evidenciaron no sólo las debilidades ya existentes en el sistema educativo -marcado por los continuos recortes y falto de recursos-, sino que se plantearon numerosas cuestiones vinculadas a las metodologías docentes y a los sistemas de evaluación de los aprendizajes, que tuvieron que adaptarse a las circunstancias.
En estas circunstancias, las Universidades se enfrentaron no sólo al hecho de que sus estudiantes adquirieran las competencias necesarias para su formación académica, competencias que se han visto alteradas por la transformación sufrida, sino a que éstos fueran evaluados de forma objetiva, como exige la normativa universitaria, evitando graves riesgos de fraude en los exámenes virtuales mediante el uso de sofisticados medios electrónicos difíciles de detectar en un modelo no presencial. La sociedad necesita tener la confianza en que los titulados universitarios acreditan su conocimiento en un marco que previene, detecta y erradica el fraude. Asimismo, en este contexto, en esta transición de un modelo presencial a un modelo online, es más que evidente la dependencia de la tecnología y de Internet, el uso e intercambio de información, incluidas imágenes personales tanto de docentes como estudiantes, con lo que ello implica para los derechos fundamentales de los sujetos implicados, especialmente de su privacidad. La principal duda que surgió fue si se podían seguir impartiendo las clases y los procesos de evaluación de forma no presencial y ser seguidos de forma síncrona o asíncrona, esto es, grabando o visionando las imágenes de estudiantes y docentes a través de ordenadores, tablets o dispositivos móviles, sin que ello supusiera una intromisión en su vida privada.
Las cuestiones técnicas más problemáticas
Entre las cuestiones más problemáticas que estudiantes y profesorado han
manifestado en este proceso de transición -más allá de la dificultad de adquirir y
demostrar competencias de forma telemática-, se pueden destacar, en primer lugar, las
relacionadas con la mayor posibilidad de copia y plagio que ofrecen las nuevas
tecnologías en las pruebas de evaluación ante la ausencia de un control presencial de la
actuación de los estudiantes. Esto nos lleva a plantearnos la necesidad de enseñar a los
estudiantes la importancia y obligación legal de tener un comportamiento ético en sus
pruebas de evaluación, evitando incurrir en un comportamiento desleal para con la
institución.
En segundo lugar, podemos hablar de los problemas técnicos y/o tecnológicos con
los que se van a encontrar tanto profesorado como alumnado. Y aquí la cuestión más
destacable no es tanto la brecha digital entre los sujetos que tienen y los que no tienen los
conocimientos tecnológicos de las aplicaciones o plataformas educativas o herramientas universitarias, sino la brecha digital tanto por tener o no acceso a Internet, como por tener
o no acceso a los equipos y dispositivos para conectarse. Se plantea así la necesidad de
que ningún estudiante “se quede por el camino”, esto es, que todos puedan ser evaluados
objetivamente como indica la normativa universitaria, evitando cualquier tipo de
discriminación, que en este caso vendría motivada por la falta de recursos económicos o
situación social de los estudiantes, que podría incluso haber sido causa por los efectos de
la pandemia.
Los futuros profesionales requieren del uso de las tecnologías de la información y comunicación (TIC) en su proceso de formación. De lo contrario, carecerán de las herramientas que exige el competitivo mundo globalizado. En este contexto, es necesario que los docentes estén debidamente capacitados en el uso de herramientas tecnológicas y apliquen nuevas metodologías de enseñanza que promuevan en el estudiante un aprendizaje activo.
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